Expresaba, la mente más brillante de toda la historia del pensamiento humano: “...quien posee las nociones más exactas sobre las causas de las cosas y es capaz de dar perfecta cuenta de ellas en su enseñanza, es más sabio que todos los demás en cualquier otra ciencia", libro segundo de la obra Metafísica de Aristóteles.
Hablar de realismo, progresismo y decadencia, no son palabras tan sencillas de expresar ni de comprender, sobre todo cuando encierran un mundo tan completamente nutrido, cargado de historia y de conceptos que configuran nuestra propia existencia. Por ese motivo, me parece necesario primero definir unos términos antes de emitir cualquier juicio o valoración de significados para que nuestra amable audiencia pueda tener un contexto o panorama general.
¿Qué es el realismo? Como lo señala el profesor García Morente, el realismo afirma la existencia del mundo, de las cosas que constituyen el mundo y de nosotros dentro de ese mundo, como una de tantas cosas. Es decir, se acepta que existe una realidad objetiva, una realidad externa, que está enfrente de nosotros, pero de la cual, en nuestra subjetividad como personas, como seres que habitamos un espacio determinado, también somos coparticipes de ese mundo. Por tal motivo nuestro intelecto tiende a sintetizar todo.
¿Por qué hablamos de realismo aristotélico? Bueno el primero que tuvo la tarea más importante de la historia pero también la más compleja en comprender y explicar el pensamiento de su época y que logró transformar la historia en general de la humanidad, fue el filósofo griego, llamado también el Estagirita, Aristóteles. Nacido en 384 a.C en una colonia greco-jónica en macedonia y fue maestro del conquistador Alejandro el Grande Magno, es decir han pasado más de dos mil años desde su deceso y aún hoy sus tesis siguen más vigentes que nunca. Pero ¿cuál es la razón para que el pensamiento de Aristóteles sea tan importante? La razón primordial es que la filosofía aristotélica es la Doctrina de las Categorías y su método es el de la lógica formal.
Aristóteles nos dice que la filosofía es ante todo el estudio de las primeras causas o principios. Cuando hablamos de causa, hablamos de origen, hablamos de substancia, hablamos del mismo Ser de las cosas y de la propia existencia, de allí que se precise entender cuál es la base intelectual que le precedía a este gran sabio. Como muchos saben, Aristóteles fue discípulo de Platón, por lo tanto su base teórica serán las tesis de su maestro pero también de otros célebres autores como Heráclito y el mismo Parménides, sin embargo, Aristóteles tenía una serie de reparos o críticas constantes a las tesis platónicas, razón que lo lleva a plantear su propia cosmovisión hoy denominada como realismo.
Las objeciones que Aristóteles tenía de su maestro, son que el mundo de las ideas platónicas conlleva a una duplicación innecesaria de las cosas, esto significa tener un número infinito de ideas, que no sólo describen sino relacionan sin olvidar que tanto si como existen ideas positivas deben existir ideas negativas y quizás la más importante, es que el mundo de las ideas de Platón no explica la producción o causa de las mismas cosas, por lo tanto, no hay un sentido organizado del mundo. Entonces lo que debe hacer Aristóteles es traer el mundo de las ideas platónicas y fundirlas con las cosas reales de nuestra propia experiencia sensible es decir al mundo comprensible pero no solo material sino al que podamos describir en su carácter intelectual. De allí que distingue tres elementos, el primero llamado Substancia, el segundo Esencia y el tercero Accidente.
La SUBSTANCIA es la unidad o totalidad que soporta o contiene en su interior las características de las cosas (Ejem: tierra, agua, animales, hombres, etc…). La ESENCIA son los predicados o características de la sustancia o de la cosa (Ejem: el mineral de la tierra, el hidrógeno del agua, etc…Y los ACCIDENTES son las características de las cosas que no son esenciales pero que hacen parte de la substancia (Ejem: arena de tierra, litro de agua, etc…). Del análisis anterior, lo que busca Aristóteles es penetrar en la estructura del ser y para ello requerirá una directiva del pensamiento (lógica) y conceptualizar los aspectos reales (categorías).
Pero para traer las ideas del cielo a la tierra, se requiere de una fuerza genética y generadora que imprime a cada cosa una distinción fundamental, que serían otros dos elementos: Materia y Forma. La MATERIA es lo que está hecho la cosa. Y la FORMA es la figura de los cuerpos que le da sentido y finalidad. Esto es a lo que Aristóteles llama hilemorfismo, que es la composición de los cuerpos en materia y forma. Por lo tanto, para Aristóteles la definición de una cosa contiene una finalidad o telos, que imprime sentido de aquello que es o para lo que sirve.
En resumen, las cuatro causas de la teoría aristotélica son, la causa material, la causa formal, la causa eficiente y la causa final. La causa material es de qué está hecha la cosa. La causa eficiente es con que está hecha la cosa. La causa formal es la idea de lo que es la cosa (está en la mente del artífice) y por último la causa final es la tendencia hacia algo o el propósito con fines, que debe coincidir con un agente supremo, que es Dios. Todo lo anterior es muy importante de tener en cuenta, ya qué estamos hablando sobre una ontología, de la substancia y de la realización, que entre otras cosas son el ataque fundamental que hace el progresismo al realismo aristotélico.
Ahora bien, usted se preguntará ¿Qué es el progresismo? Desde un enfoque teórico sólo puede entenderse bajo el concepto denominado postmodernismo. Eso significa una continuidad crítica de la misma modernidad, pero en un sentido heterogéneo o múltiple. El filósofo francés Lyotard quien acuñó el término, lo define como una condición donde toda la cultura humana ha caído en un desasosiego, no cree en absolutamente en nada, posee una incredulidad muy amplia con respecto a los metarrelatos o las grandes hazañas heroicas. Se relativiza cualquier institucionalidad y cualquier aspecto que sea homogéneo, como por ejemplo la ciencia o las verdades que puedan ser universales (incluso la misma lógica), por aspectos meramente contingentes, es decir, lo que puede ser o no ser, en una defensa a la indefinición permanente.
Esto se debe principalmente a la crisis de la filosofía metafísica que ha perdido importancia en la modernidad, dando lugar a una serie de juegos lingüísticos de narrativa, donde la postmodernidad o el progresismo considera que el relato es ante todo pragmático de una historia fija, dicho de otro modo, significa que los enunciados, por ejemplo como, el cielo, las estaciones, los niños, los parientes, el sexo, la vida, etc…no son ya categorías universales sino aspectos relativos o relativizados de cada cultura de origen.
Desde un punto de vista histórico político, el progresismo es el resultado último de un proceso que inició hace varios siglos, con el desplazamiento teocéntrico por uno antropocéntrico, es decir la liberalización y postura del hombre en el centro del universo, llevado a su máxima expresión con la consigna revolucionaria de libertad, igualdad y fraternidad, donde la ciencia positiva y con ello también el materialismo filosófico, dejan de tener importancia en la modernidad para darle paso a la indefinición, a la incredulidad, al relativismo y al vacío metafísico que experimenta el hombre moderno. Como diría Lyotard (1985) a pesar de la nostalgia, ni el marxismo ni el liberalismo pueden explicar la actual sociedad posmoderna. Debemos acostumbrarnos a pensar sin moldes ni criterios. Eso es el progresismo.
Entonces ¿por qué el progresismo ataca al realismo aristotélico? Significativamente porque el realismo de Aristóteles defiende un sentido directivo del pensamiento, es decir defiende que debe existir una lógica del pensar que nos permita acceder a la realidad, que haya un examen detallado, conceptual y demostrativo en lo que él denomina la doctrina de las categorías, que es el objeto con sus atributos, propiedades e incluso gramaticalmente sus proposiciones. Segundo: porque comprende que la metafísica es el estudio de las causas o principios, por tanto, el examen de las cosas en sí debe tener un componente universal. Tercero que este componente universal de la cosa en sí, debe llevar a comprender las particularidades del mismo objeto, en algo que él mismo denominó como silogismo. Y cuarto, es que el realismo aristotélico conduce a un fin supremo, que es la vida contemplativa es decir la acción purificada hacia la búsqueda del motor primario, que es Dios.
El progresismo por el contrario rechaza todo lo anterior. Considera la postmodernidad como la autonomía sobre la razón y maximiza una visión nihilista de la libertad, alzándose por encima de los grandes metarrelatos, es decir todo aquello que aspire a una explicación original o universal de las cosas, puesto que esto último es asimilado como un discurso totalizador que homogeniza, es decir que elimina la pluralidad o la diversidad del ser humano.
La ideología del progresismo, de tal forma, ya no trata de estudiar la substancia, ni la esencia, ni los hechos. Por el contrario, más allá del mismo texto, lo más importante son las interpretaciones, los fragmentos o los microrrelatos. Por último y quizás lo que genera una diferencia abismal son, el aspecto performativo de la postmodernidad y la estructura de la realización de Aristóteles.
Mientras que el progresista busca fundamentar su realidad con base a una narrativa, a la interpretación o los actos del habla por convención social, el realista comprende que las cosas son producto de un orden jerárquico de una naturaleza inteligible, es decir, producto del pensamiento de Dios. Es decir, producto de una realidad objetiva que supera la existencia del hombre.