Un país próspero requiere el engranaje de varios componentes esenciales para su óptimo funcionamiento. Entre ellos encontramos a la sociedad civil, las instituciones, el gobierno y la libre empresa.
Esta última, requiere de una sinergia entre varios actores para lograr que sus procesos corporativos se desarrollen y con ello generar riqueza. ; El gobierno es un agente superior que aglutina los actores de interés de una sociedad, y que permite que las empresas ejerzan un buen funcionamiento en un escenario que es común a todos; el libre mercado.
La libertad económica promovida desde las altas esferas de la sociedad es un factor decisivo para mejorar la calidad de vida de la población, la cual a su vez, en un círculo virtuoso, incide positivamente en el dinamismo propio del carácter ejecutivo de la empresa, promoviendo el emprendimiento la innovación, y la competitividad.
Con el desarrollo competitivo de un país, surge la ejecución de mecanismos que lleven a optimizar los procesos esenciales de las distintas organizaciones que lo conforman, permitiendo así un sano crecimiento económico. Por eso, La innovación y la competitividad hacen parte sustancial de las políticas de libertad económica. Estos permite a cualquier nación un país disminuir sus carencias y transformando positivamente la calidad de vida de sus ciudadanos. Un entorno de libertad económica promueve el desarrollo y el progreso, impulsa las iniciativas privadas, la innovación, la competitividad y favorece economías abiertas determinantes para la creación de riquezas en los países.
Por el contrario la restricción de la libertad de empresas conlleva a procesos organizacionales y desarrollos deficientes incrementando la falta de competitividad en una nación. Esta es la formular para que un país se desarrolle, desconocer el valor de la libertad empresarial es desconocer el valor de la libertad humana y es someter a la población a una experiencia de vida tormentosa e incompleta.